martes, 1 de noviembre de 2011

una carta final

sin comentarios comienzo el relato de hoy...


Hundido en una silla de la esquina de un cuarto, aunque bien iluminado por el sol que acaricia la madera del suelo con una majestuosidad increíble, este sitio se obscurece por la sola presencia de una silueta que se dibuja sobre el cristal de las ventanas, una silueta de un hombre con hombros caídos y una mirada hacia la nada, que dibuja en su boca no se dibuja un solo rastro de un sentimiento saliente del alma, este ser lleva horas en el mismo estado, llegando a hacer creerá cualquiera que lo hubiera visto que él ya había fallecido, sino fuera por los ocasionales parpadeos de sus ojos y la ondulante respiración, aunque hueca y sin ganas, constante, lleva horas con la misma libreta negra y su pluma carmesí en ambas manos, pero en su libreta solo se remarca la palabra “porque” una y otra vez, como desesperada para darse una respuesta a sí misma, para poder dársela a su creador, la pluma esta más gastada por escribir esta palabra, que lo que lo ha estado de escribir los bastos relatos que se ha visto en el papel por largar horas en la noche, el hombre no parece dar signos de querer levantarse del lugar, solo da aliento para poder ahogar lo que por momentos parece un ligero sollozo, en su mejilla solo yace una seca lagrima, la última desde hace mucho tiempo, aun por su inexpresividad, su tristeza que emana es lo que obscurece la habitación.

Después de seguir con la escena tan deprimente por varias horas más, en las que no se ha movido, este se levanta por fin, toma su pluma, arranca las innumerables hojas que han sido traspasadas por su palabra tan remarcada, y comienza a escribir como si estuviera en un frenesí, su habitual calma para escribir se extingue, no se detiene a verificar lo escrito en su hoja, solo se detiene para dar un profundo respiro y continuar escribiendo, al finalizar, ni siquiera da una mirada a la que podría ser un escrito lleno de faltas, solo la dobla y se la lleva a uno de sus bolsillos y se dirige a la ventana, antes resplandeciente con la luz del sol, ahora solo filtrando la luz de las estrellas en el cielo, el cual carece de la luz de la luna, da una mirada por lo que parecería una eternidad dadas las circunstancias, después tomo el rumbo hacia uno de los gabinetes que yacían intactos en la habitación, abrió uno delos cajones y saco de ella una extraña daga, con un grabado que muéstralo que parece un perro, pero a la vez se convierte en una serpiente, lo toma y da una bocanada de aire tan grande, que pareciese que no había suficiente aire en la habitación para llenarlo, presiono poco a poco la daga en su pecho, a tal punto que la sangre empezó a salir poco a poco del lugar que debía ocupar su corazón, al estar unos 2 centímetros dentro de la herida, este pareció parar por un momento, ese momento se convirtió en hora, la sangre se secó, el tomo la daga y la saco firmemente de su pecho, en su rostro se dibujaba ahora un figura que irradiaba, si no luz, aunque sea una obscuridad menos extensa que la anterior, se dirigió a su antigua silla y saco de su bolsillo el papel antes escrito, tomo de nuevo su pluma y empezó a escribir de nuevo, pero ahora con un ritmo más lento y comprobando sus palabras, su respiración era más calmada y se convertía poco a poco en un susurro de lo que estaba escribiendo, al finalizar, tomo la daga y la guardo en uno de sus bolsillos de su gabardina recién tomada del closet, la nota la deposito en la mesa donde la escribió, se marchó hacia la puerta, al tomar el pomo de la misma, dio media vuelta, miro con una expresión de desprecio la habitación, salió del cuarto, y cerro la perta, provocando con la agitación del aire, que la carta se abriera y cayera al suelo, dejando leer su contenido, con su letra cambiante, que daba a entender en qué momento se había escrito, con una letra irregular y rápida al principio, y después con una letra más formal

[He escuchado lo que decían de mí, nunca quise creer que ustedes me guardaran rencor, siempre quise creer que aquí tenía una familia, un hogar, aunque a veces no lo pareciese, pero aun así firme en mis intentos de agradar nunca retrocedí ante sus constantes regaños y golpes, pensando que era su manera de “educarme” pero esta noche antes de su partida a su reunión, me di cuenta de que no era la causa, sino que un odio irremediable hacia a mí los acosaba constantemente, pues mi regalo final, será no molestarlos más, como se habrán dado cuenta, no tengo más pulso y no voy a regresar para molestarlos, no más para que así a los demás como quise que lo hicieran conmigo, mis más sinceras disculpas, Alex]

[Después de lo que casi fue un perfecto suicidio, he reflexionado, y la verdad si no pudieron amarme, que causa tengo yo para tener que hacer algo que les beneficiaria, algo que tal vez ustedes no lamentarían, y tal vez ocultarían, además que yo no voy a poder verlos como se comportan con mi partida, así que me largo esta misma noche, no sin llevarme mi fiel compañera, la daga que casi me asesina, la única que si me escucho cuando quería parar de hacerme daño, la que no replico con su castigo, así que no me volverán a ver, mis más sinceros deseos, Ghouls, El lobo]

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